Que coman pasteles
Hoy es el 14 de julio de 2015.
Hoy hace 226 años que el hombre decidió que el único que lo gobernaría, sería el imperio de la Ley.
Hoy, hace 226 años que la sociedad suprimió la Monarquía.
Hoy, hace 226 años la sociedad suprimió privilegios.
Hoy, hace 226 años, la Nación se separó de la iglesia, y de toda religión y decidió no mezclarlas con el Estado.
Hoy, hace 226 años, caía el Antiguo Régimen.[1]
Gracias a un día como hoy, más adelante se proclamaría que un campesino debía - por ley- tener los mismos derechos que un Marqués.
Hoy, hace 226 años se suprimió la nobleza. Y todas las injusticias a que ella conllevaba.
Hoy, hace 226 años se despojó al Clero de sus privilegios y se los obligó a pagar impuestos y a someterse a la ley del hombre. [2]
Hoy flameaba la bandera tricolor del rojo blanco y azul que tanto amamos, pero en las calles de París.
Hoy se abrió la puerta a lo que sería la Edad Contemporánea.[3]
Hoy, se hizo en Francia, tantos años atrás, lo que en Paraguay, pese a compartir los colores de la fraternidad, la igualdad y la libertad en su bandera, todavía parece que nos va a tomar otros 226 años.
-"Que coman pasteles" - fue la frase que dijo la Reina María Antonieta, refiriéndose a la petición del campesinado francés que sufría por la falta de pan en el reino, haciendo estallar la misma Revolución.
Que María Antonieta haya o no dicho eso, ya no nos importa. El hecho fue que el campesinado, engañado o no, creyó firmemente en que la Reina había soltado esas palabras de burla hacía su pueblo. La Reina que todos los días se despertaba en el Palacio de Versalles, en su cama mayestática en el Petit Trianon -sector de la Reina en el Palacio-, que sí rompía su ayuno todos los días con pasteles. Y decidieron alzar su voz contra la Monarquía. Corrió muchísima sangre. Corrió tanta sangre, que es difícil saber si mataron más los revolucionarios o los revolucionados. Pero después de eso, se logró la declaración oficial de la abolición del descontrol político en aquella Nación. Poco después, se promulgaban los Derechos del Hombre y del Ciudadano, poniendo a todos los hombres por igual, abajo de la Ley, quien es la que en verdad iba a dominar la Nación, terminando de fijar ese nuevo concepto de Estado de Derecho, que ya había tenido su nacimiento prematuro con la Independencia de Estados Unidos en 1776.
Hoy, hace 226 años, el Estado se separó de Dios, de Jesús, de Alá, de Yahvé. Y lanzó los títulos de nobleza al fuego.
Hace 226 años, el Estado francés se bañó con sangre inocente, sangre joven, mucha sangre. Llegó a reinar el Terror, nadie lo niega.
Pero poco después, la Declaración de los Derechos del hombre.
La definitiva separación de Poderes del Estado tan proclamada por Montesquieu.
Ya no estaba el gobierno de toda una Nación supeditado al abolengo aristocrático de unos cuantos.
La tolerancia se hacía material, luego de tantos miles de años de historia europea.
En cierta medida, Rosseau, Voltaire, Montesquieu y sus adeptos, habrían triunfado.
Paraguay se independizó de España en 1811. Después de varios gobiernos, decidió adoptar los mismos colores que habían adornado las calles de la Francia de esos años.
Hoy, 2015, el Estado Paraguayo sigue haciendo gala de su ligamen con la Iglesia Católica. Existen más de 33 religiones en el mundo. Y el Estado Paraguayo se aboca a sólo una de ellas.
Hoy, 2015, el Estado Paraguayo se gobierna a sí mismo bajo la Constitución del '92. La cual tristemente consagra la injerencia política en el sistema de elección de las autoridades judiciales. Haciendo a la doctrina de Separación de los Poderes del Estado, algo difícil de practicar.
Hoy, 2015, seguimos con elecciones bajo el sistema de las "Listas Sábana", corrompiendo la voluntad del pueblo y degradando a la democracia.
El contrato social de Rousseau, es usado como papel higiénico por los miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral, los partidos políticos, y por último, por los paraguayos mismos, que nunca al parecer, van a dejar de pensar en dejar de colarse en la fila del tráfico.
Nunca van a tirar la basura en el basurero, nunca van a pagar sus impuestos.
Nunca van a respetar al peatón, nunca va a ponerse a leer un libro así porque sí.
Nunca van a decidirse en aprender el guaraní de verdad.
Nunca van a dejar de coimear,
Y siempre esperando alguna oportunidad de entrar a relajarse en la función pública y acumular dinero suficiente para una jubilación sin más que más.
Hoy, 2015, es absurdo para un paraguayo estudiarlo a Rousseau, a Voltaire o a Montesquieu.
No digo que nuestro único camino sea una sangrienta y cruenta revolución -como la francesa- para salir adelante. Lo que digo es que en la historia, ya otros hombres han dado su vida por esas causas. Y no nos queda a nosotros también morir por ellas. Sino, simplemente luchar.
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