La vierge rebelle

Recorriendo los montes va el arriero

Machete en mano, fumando su soledad

Las cigarras en coro

Entonan una arietta

Y avivan su andar

Mientras, la virgen coqueta

Lo espera en el arroyo

Sin pudor sin vergüenza

Lavando sus pecados con agua inmaculada

Despertando deseos rijosos

Y alguna que otra envidiosa venganza

Marcha el mancebo

Mascando una fruta inmadura

Mirando de soslayo a las arañas

Que atorrantas, le tantean punzar

Sube un montículo enmohecido

Que si bien no era el Olimpo

Conducía a Venus, Helena y a Juno

Todas juntas reunidas en la virgen

De rizos rojos como la amapola

Pechos orondos vientre jovial

Su espalda lechosa. Llena de miel y de avena

Terminaba en una cola sebosa

Diáfana y procaz

Se encuentran se miden

Pugilista montaraz

Le duele la pureza profana

De sus caderas mojadas

Temeroso de deshonrar ese fresco fino y pulcro

Coloreado tan accidentalmente

Que hasta parecería una contingencia astral

Pájaro rebelde

Que se posa a la mirada de los agrestes

Pero trovando una cadenza carnal

Toma vuelo

Y se va

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