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Mostrando entradas de julio, 2015

L'amoureuse

Sentado en el banco Soñás Recordás sus piernas primorosas Colmadas de antojos ajenos Desprovistas de mácula alguna Sus manos salpicadas de tanta doncellez Acariciaban rostros enfermos en afanes deísticos Y se entregaban al Pudor sacramentado Mal predicado De algunos cuantos II Al tercer cigarrillo empezás a sentir El perfume de sus cabellos en primavera Fragancias de manzanilla Venenos de azalea Piel lardosa Que llamaba a desvirtuar A tan pudibunda Nereida Y sentís en tu boca Su aliento estuoso Quemando tus labios Y excusando cualquier tentación

Enciclopedistas

¿Cómo describir al amor? Que cómo describir unos cuarenta y cinco minutos Reposando sobre tu vientre sudado Cómo nombrarle a eso que siento al besar tus mañanas dormidas sobre el sofá Después de una noche de crucigramas y helado de café Quieren inventar una palabra para eso que experimenta cualquiera Al tomar tu cintura y embriagarse De ternura Respirar tu aliento así, sin necesidad de ningún beso ¿Cómo llamarlo a eso? Me estremecés con ciento cuarenta y siete Tipos de escalofríos distintos Repeluznos denteras Y toda clase de espasmos E inagotable impresión Reís etérea con cualquier chiste Y mi consciencia agradece ser parte Del accidente de tu destino Cómo Quiero saber cómo Describir eso

La vierge rebelle

Recorriendo los montes va el arriero Machete en mano, fumando su soledad Las cigarras en coro Entonan una arietta Y avivan su andar Mientras, la virgen coqueta Lo espera en el arroyo Sin pudor sin vergüenza Lavando sus pecados con agua inmaculada Despertando deseos rijosos Y alguna que otra envidiosa venganza Marcha el mancebo Mascando una fruta inmadura Mirando de soslayo a las arañas Que atorrantas, le tantean punzar Sube un montículo enmohecido Que si bien no era el Olimpo Conducía a Venus, Helena y a Juno Todas juntas reunidas en la virgen De rizos rojos como la amapola Pechos orondos vientre jovial Su espalda lechosa. Llena de miel y de avena Terminaba en una cola sebosa Diáfana y procaz Se encuentran se miden Pugilista montaraz Le duele la pureza profana De sus caderas mojadas Temeroso de deshonrar ese fresco fino y pulcro Coloreado tan accidentalmente Que hasta parecería una contingencia astral Pájaro rebelde Que se

Soldados de nadie

Pasaron tantos años Y el tiempo que corre en espiral Una fuerza centrífuga que Da vueltas sobre un mismo eje Viviendo en un punto Lo que en otro ya se sufrió Nombres, apodos, dictaduras Golpes de estado, apellidos y marzos con bravuras ¿Todo para qué? Atardecer asunceno Observo a la gente caminar Nunca anda apurada Sin apremios de nada Sin presiones, sin miedos Sin sueños, sin perder Sin ganar, sin arriesgar Errantes por las calles capitalinas Deambulan sin que nada les persiga Y sin nada que perseguir.

Finos hilos de seda

Peñascos de ideas que vuelan por la capa fina De eso que respiramos, sin querer Vericuetos del vivir que nadie nos contó Y en eso vemos a los ídolos espurios zurcir nuestras rasgaduras Con finos hilos de seda Y agujas pústulas que anestesian antes de perforar Hilvanando con avidez las bregaduras podridas Del melodrama tragicómico De nuestro andar

Reloj de arena

Nada no llega Y todo se acaba Saturno no se abstiene Y los minutos que pasan El alma se miente En cuerpo viejo O mirada de joven El resultado no importa El final siempre es el mismo Júpiter se mimetiza en mentiras Mientras en el Olimpo lanzan dados al destino

Lapsus de ayer

Y llegan las reminiscencias Destilando fragancias de menta Anís Un toque de manzanilla -así tomabas el mate- Y pienso en tu boca lechosa Que en esos días en que el apocamiento me postraba a la cama y no paraba de fumar Me daba un beso en la nariz y en un abrupto -Así, como si una ráfaga de temperancia me golpeara la cara- Todo se ponía bien Y te acostabas al lado y llorabas conmigo Te colabas en el umbral mismo del espíritu Arrancabas pétalos y con ellos  te adornabas Si sólo las flores supieran ¡Que la que las tendría que adornar sos vos! II Cafés en terrazas rebuscadas Cigarrillos en moteles alejados Y respiros cara a cara por horas, en el auto Frente a casa de tus padres Cosas que uno a veces Al sonar tal o cual música Recuerda Ríe de costado. Y sigue adelante. III Hay días en lo que sospecho Tomamos mal el camino Ambos los dos  Y no me da culpa -en esos días- De volverme un uxoricida Alegar defensa propia Pretextar que

Anamnesis

Tiempo atrás Te preocupaban las miradas Y ornabas tu pensar Con alhajas diáfanas por los que se filtraban Mil y un engaños Bebías mucha cerveza y para caer bien Hasta fumabas también Tenías el corazón puro y te morías por corromper Dormías poco y admirabas al Che Brillabas como una Supernova Y reías al dos por tres Pero hoy Para poder despertar siquiera Ya te tomás un café Y de la risa al llanto amargo Pasás en un santiamén Te pesa el insomnio Soñando en vida esos engaños ajados Y ahogado Llorás sin derramar Una sola gota salada de represión desesperada Sin dejar Que la vida te gane.

Que coman pasteles

Imagen
Hoy es el 14 de julio de 2015. Hoy hace 226 años que el hombre decidió que el único que lo gobernaría, sería el imperio de la Ley. Hoy, hace 226 años que la sociedad suprimió la Monarquía. Hoy, hace 226 años la sociedad suprimió privilegios. Hoy, hace 226 años, la Nación se separó de la iglesia, y de toda religión y decidió no mezclarlas con el Estado. Hoy, hace 226 años, caía el Antiguo Régimen. [1] Gracias a un día como hoy, más adelante se proclamaría que un campesino debía - por ley- tener los mismos derechos que un Marqués. Hoy, hace 226 años se suprimió la nobleza. Y todas las injusticias a que ella conllevaba. Hoy, hace 226 años se despojó al Clero de sus privilegios y se los obligó a pagar impuestos y a someterse a la ley del hombre. [2] Hoy flameaba la bandera tricolor del rojo blanco y azul que tanto amamos, pero en las calles de París. Hoy se abrió la puerta a lo que sería la Edad Contemporánea. [3]

Dejá que yo te cuente

Dejá que yo te cuente Lo que significa Deambular errante por tu vientre Darte mil besos en los recónditos prohibidos Y esperar que alguna Valquiria me llame A disputarte piel a piel  Mirar de soslayo tus caderas al andar Y respirar Tu cuello Conciliábulo inesperado Que late en el corazón y lentamente Se saca las ropas Acá a nadie importa el protocolo Cada pero tiene su embargo Y en una ráfaga de imprevistos Descargamos nuestras pocas esperanzas sobre los labios Llenos de rabia, disparando espumarajos de pasión Le dimos una lección a aquellos que les gusta hablar sin sentir Y sentados en el balaustre comiéndonos las comisuras Dejamos con gusto, a la vida pasarnos por encima

¿Quién?

Masa accidental de reclutas suturados por la tirria vecinal Inmanente era su bravura y la quintaescencia de su tereré Pelearon hasta morir vencidos Haciendo guerra limpia contra la inmundicia americana Que desvergonzados Firmaron un pacto con los highlanders Abrazaron al tío Sam, Y ni siquiera el Vaticano se metió Recorre por las venas esa combustión De su mate hirviendo que sale de la bombilla tallada Con manos callosas e ignoradas Ceba el brebaje ardiente y lo pasa a su amor Lo mira a la cara y se olvidan del mundo De Dios y del Mar Que con un brasero y su cintura espectacular ¿Quién necesita más?

A bocajarro

Día a día Más petimetra La inseguridad me asesta Al hablar con él Cada lisonja que me tira, con esa media sonrisa de coté Me transporta a los años 20 y a las películas y ya no sé... Me toma de la cintura al hablar, y sopla el humo que fuma Y en ese tufo de arrogancia Me ponés feliz Vivo enajenada Extasiada. Por culpa de tus besos fortuitos Los que por tanto aguardar, secaron mis labios Y marchité adrede mis contornos Esperándote a vos, que con el hálito de cerveza importada y goma de mascar Me calles las manías como sabés Dando a esta loca besos a bocajarro Y estremecimientos a flor de piel Soy cuerda durante esos ratos Y después, viene el más bonito desdén

Artilugias empedernidas

En la parca noche, mientras mendigo algún beso forzado Y en su rostro, muecas de apatía atosigada Fuerzo delicadamente su boca hacia la mía, Y ensortijando sus cabellos, me doy cuenta Que no va más. El eclipse de su mirada me relata las buenas nuevas Ese rimmel es para alguien más Ese rouge oscuro, afanoso de impresionar No llegó a parar en esos labios carnosos, para conmover a este viejo conocido La abulia media sonrisa, me cuenta de sus mentiras Me doy a la fuga de esas perogrulladas sigilosas Y me convierto en ese apostador Que no suelta el juego por miedo a los inciertos del azar Ardides enamorados para no amustiar a mi Rosa Que eclosiona en cada arboleada, sin permiso Y sin pudor.

Epicúrea

Deambula por los surcos de su vientre primoroso Albura sibarita que exige contento y suplicio Máscaras venecianas, bálsamos fenicios y aromas cretenses Que tienta a la incursión, que llama al abrupto Besuquea su abdomen, a lo largo y a lo ancho Azuzando alguna ofensiva femenil Ella, condecorada con los más finos regocijos Se coloca el antifaz Y se deja vivir

Contenido y continente

Bailoteo rezumado de feromonas Que buscan cabida en tu rostro cenceño Saboreando a tu cuerpo lampiño Con sólo contemplarlo animoso Estiro a mi ego abúlico Y lo obligo a accionar Castañeteo inevitable del alma en reposo Que agoniza por gritar

El secreto de sus ojos

Mirada que asesta deseos sagitales Me hundo en ese garzo sahumado Y camino de soslayo hacia tu umbral ornado De cuantiosos pebetes y fragantes oropeles Peccata minuta frente a tus blancas pieles A las cuales me rindo encenagado Pero el sosiego de tu temple enjuto me cercena el tango Que anheloso Moría por dirigir