L'amoureuse
Sentado en el banco Soñás Recordás sus piernas primorosas Colmadas de antojos ajenos Desprovistas de mácula alguna Sus manos salpicadas de tanta doncellez Acariciaban rostros enfermos en afanes deísticos Y se entregaban al Pudor sacramentado Mal predicado De algunos cuantos II Al tercer cigarrillo empezás a sentir El perfume de sus cabellos en primavera Fragancias de manzanilla Venenos de azalea Piel lardosa Que llamaba a desvirtuar A tan pudibunda Nereida Y sentís en tu boca Su aliento estuoso Quemando tus labios Y excusando cualquier tentación