Fugitivos de una noche
Acostumbrado a leer buena poesia Esa que te hace volar, sentir la piel Pero aunque llego tarde a mi puerta Me grito desde afuera, sali y me agarro de la mano Me llevo a la fuerza a la Milonga Baile hasta empacharme de su perfume Una prosa tan delicada Y tan jodida Eran los flecos de su vestido que acababan en ese tajo Que me mostraba sus gambas blancas Lechosas, brillaban en contraluz Le aprete la cara Sus ojos, aceitunas negras que intimidan a un Mussolini cualquiera Me desafiaban a gallardear Loba Capitalona de estos bohemios perdidos Se viven yendo a la cancha De un cameponato de la B que con goles sin color sin sabor Pero sin ser hinchas de resultados Viven y se desviven por cada partitura De ese viejo acordeon Tacos altos en idas y venidas Copas de vino barato Y cigarrillos de importacion Ella solo me dio un tango Me enseño a dejar las sombras Y vivir la vida unos cinco minutos Me dio un beso en la boca El delito mas grande de