La Negra de la Savannah
Angel de piel morena
No tocas el arpa pero sabés mover tus piernas
En compas perfeco siempre eterea
La dulce guarnicion de tu diabolica silueta
Adhiere color a esa sonrisa celestial
Que quiebra al veterano de cien guerras
Y tienta al Padrenuestro de las iglesias
II
La cabeza reloj suizo y lascivo
Pasa tu aroma por los campos y
Te persiguen todas. Y te encanta el juego
Miradas inmorales de las aves de rapiña
Ya quieren agredir
Hasta las carroñeras te espian mi amor
Con ganas del desenfreno de los pechos
Que se revolean en el carnaval de tu andar
Esperando alguna sobra de tu manjar
Despues que algun cortesano Leon haya tomado su bocado
III
Sale la Luna y la Savannah se pone vacia, oscura
Tu piel se confunde con la noche y la noche,
quiere fundirse en tu piel.
Tambien ella quiere algo qué contar de tus muslos rijosos
Tus ojos de miel, que al despertar iluminan la mañana
Opacan la etiqueta fina de tu cintura.
Ni Maria Antonieta ni Carolina, habran llevado tanta elegancia
Ni tanta cortesana, tanta fulana, tanta pupila
En un trapo de cabellera negra y rizada
Te envuelve, te atrapa
Ahorca a su presa y le saca el aire
Le enrosca y le acaricia, le excita y le perfora
Asi es la negra de las Sabanas
Nunca fue por pecado.
Siempre, el instinto primó
No tocas el arpa pero sabés mover tus piernas
En compas perfeco siempre eterea
La dulce guarnicion de tu diabolica silueta
Adhiere color a esa sonrisa celestial
Que quiebra al veterano de cien guerras
Y tienta al Padrenuestro de las iglesias
II
La cabeza reloj suizo y lascivo
Pasa tu aroma por los campos y
Te persiguen todas. Y te encanta el juego
Miradas inmorales de las aves de rapiña
Ya quieren agredir
Hasta las carroñeras te espian mi amor
Con ganas del desenfreno de los pechos
Que se revolean en el carnaval de tu andar
Esperando alguna sobra de tu manjar
Despues que algun cortesano Leon haya tomado su bocado
III
Sale la Luna y la Savannah se pone vacia, oscura
Tu piel se confunde con la noche y la noche,
quiere fundirse en tu piel.
Tambien ella quiere algo qué contar de tus muslos rijosos
Tus ojos de miel, que al despertar iluminan la mañana
Opacan la etiqueta fina de tu cintura.
Ni Maria Antonieta ni Carolina, habran llevado tanta elegancia
Ni tanta cortesana, tanta fulana, tanta pupila
En un trapo de cabellera negra y rizada
Te envuelve, te atrapa
Ahorca a su presa y le saca el aire
Le enrosca y le acaricia, le excita y le perfora
Asi es la negra de las Sabanas
Nunca fue por pecado.
Siempre, el instinto primó
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