Un lisiado lleno de buenas intenciones





El sentimiento nunca va acompañado de acción.

Permanece allí. Aislado.

Maniatado, sin poder abrazar.

El sentimiento es mudo.

Nunca grita. Nunca besa. Nunca golpea.

No conoce de límites y es ciego a prohibiciones.

Sordo, no sabe escuchar imperativos.

Rebelde, nunca obedece a la fuerza.

Temerario, no le convencen el miedo ni el fracaso.

Soñador. Vive y se alimenta de sueños; si éstos se vuelven en realidad o no, no es su batalla y lo sabe.

El sentimiento es un huérfano sin descendientes. No le debe nada a nadie y se debe todo a sí.

Es curioso en demasía. Busca siempre respuestas, y no se cansa de preguntar.

Es un pésimo alumno. Se ríe de la Lógica y de las fórmulas matemáticas.

Es eterno. Siempre uno va a sentir.

Es caprichoso. No se deja comprar ni sobornar.

Se sabe entregar él solito. Y cuando lo hace, lo hace de lleno.







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