El amor, las mujeres y la vida
Quizá el primer machista del mundo
Fue el mismo Dios con toda esa teoría Genesista de la costilla del hombre
Y demás mentiras
Debieron informarle, que es al revés. Que nosotros todos (los varones, y las mujeres también)
Salimos de las entrañas de una mujer. De una madre. Nos dormimos en su vientre
Nueve meses. Comemos lo que ella come. Respiramos su espíritu
Le hubieran dicho eso, al mentiroso del Antiguo Testamento
Diosa y verduga nuestra
El Jesucristo mismo vino a la Tierra. Y con él vino Alá y también Siddharta
Y se fusionaron en una piel suave, pechos redondos y cadera firme, gruesa
Una criatura capaz de dar la vida, de la que tanto hablan las biblias
Y capaz de no darla, o de quitarla, también
Y he aquí el secreto de todas las féminas
Son dos sus poderes por sobre los hombres
El volumen de sus pechos
Y el volumen de sus lágrimas
Uno apela a la atracción, a lo animal
El segundo a la conmiseración, a la humanidad
Nos compran y nos venden como mercaderías de Venecia
Cuando nos dejan ver un poquito de ambos
Amamos a la mujer independiente, a la guerrera
Catalina Sforza, Victoria o la Thatcher
Nos atraen aún mas las seductoras, las niñas de colas de cascabel
Las Ana Bolena,
Las Jezabel
Nos gustan sus besos, sus cuerpos, nos dejamos derrotar
Pero también nos dan pena las María Magdalenas
Y lloramos ante el pasado de nuestra encariñada y ni escondemos la mano ni tiramos la piedra
Pero las que siempre amamos más son las Virgen María
No por lo virgen, ni por lo casta ni demás
La amamos por lo madre, por los besos, por el amamantar
Por el sacrificio, por el parto,
Por el pesebre, por enfrentar el qué dirán.
Fue el mismo Dios con toda esa teoría Genesista de la costilla del hombre
Y demás mentiras
Debieron informarle, que es al revés. Que nosotros todos (los varones, y las mujeres también)
Salimos de las entrañas de una mujer. De una madre. Nos dormimos en su vientre
Nueve meses. Comemos lo que ella come. Respiramos su espíritu
Le hubieran dicho eso, al mentiroso del Antiguo Testamento
Diosa y verduga nuestra
El Jesucristo mismo vino a la Tierra. Y con él vino Alá y también Siddharta
Y se fusionaron en una piel suave, pechos redondos y cadera firme, gruesa
Una criatura capaz de dar la vida, de la que tanto hablan las biblias
Y capaz de no darla, o de quitarla, también
Y he aquí el secreto de todas las féminas
Son dos sus poderes por sobre los hombres
El volumen de sus pechos
Y el volumen de sus lágrimas
Uno apela a la atracción, a lo animal
El segundo a la conmiseración, a la humanidad
Nos compran y nos venden como mercaderías de Venecia
Cuando nos dejan ver un poquito de ambos
Amamos a la mujer independiente, a la guerrera
Catalina Sforza, Victoria o la Thatcher
Nos atraen aún mas las seductoras, las niñas de colas de cascabel
Las Ana Bolena,
Las Jezabel
Nos gustan sus besos, sus cuerpos, nos dejamos derrotar
Pero también nos dan pena las María Magdalenas
Y lloramos ante el pasado de nuestra encariñada y ni escondemos la mano ni tiramos la piedra
Pero las que siempre amamos más son las Virgen María
No por lo virgen, ni por lo casta ni demás
La amamos por lo madre, por los besos, por el amamantar
Por el sacrificio, por el parto,
Por el pesebre, por enfrentar el qué dirán.
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