L'amour....
Iba una señorita caminando por la calle. Vio a un hombre en traje italiano, corbata italiana, salidendo de un auto aleman y con lentes de sol franceses. Se enamoro. La chica, miró atonitamente al caballero mientras hablaba por su celular con quien sabe y aprovechando el despiste, sutilmente y de forma poco accidental le choco al hombro y dejo derramar el café que estaba llevando a su patron, sobre su camisa ejecutiva wannabe comprada de la tienda de saldos. El varon, le pidio disculpas, le pregunto si estaba bien, le dijo que lo perdone, que estaba apurado y no queria ser poco educado pero que estaba retrasado para una reunion. Y le paso una tarjeta con su nombre. Y se fue. Entre pasos agitados y apurados. Al ver el nombre del Adonis trajeado la doncella ahora no tan glamorosa, con capuccino caliente derramada por toda la camisa, vio que bueno, por lo menos sabia quien era y que lejos de ser un fracaso su empresa, termino en empate. Y ahi se percato que el avispado Ejecutivo (aun no sabemos) dejo un billete de 100 dolares al entregar su tarjeta personal sin que ella se de cuenta tan en seguida. Este gesto la molesto, que por qué no se quedo a ayudarla, que acaso no suficientemente atractiva para hacerlo detener en su trajin, que el escote que se habia armado segundos antes del planeado choque no habia tenido el exito al que estaba acostumbrado y que justo hoy se puso ese pantalon blanco ajustado y semi transparente y que como no pudo parar a ficharla por lo menos. Habrá sido casado. O gay. Eran sus consuelos. Pero claro el consuelo mas grande eran los cien dolares que tenia en su mano. Silenciosamente, estaba mirando todo esto de manera sigilosa el hijo de Doña Marta, la despensera, de donde la joven y esbelta secretaria iba todas las mañanas a comprarle el cappuccino a su jefe. Los abogados toman mucho café. El estaba encargado de la despensa y de que nunca falten algunos productos en stock. Como yerba, hielo, chicles, gaseosas, empanadas, y el capuccino, que todas las mañanas compraba ella para llevarle a su jefe y que el se encargaba de prepararle personalmente (aunque contaba con personal para eso en la despensa). Quiso sacar ventaja de la situacion y como los gatos aterrizo nomas en la escena del crimen sin mas que decir, le conto lo que ese rubio maleducado con traje le hizo y le pregunto si se sentia bien, si no queria algo para limpiarse el cafe caliente que tenia desparramado por los pechos escotados y que sin problema le daria otro cappuccino sin tener que pagar, que no se preocupe de eso. E inmediatamente le paso otra taza nueva de cappuccino recien presto, que preparó con el apuro de su vida cuando vio lo que estaba pasando. A lo que ella le dijo que estaba retrasada para llegar a una reunion, que por eso luego ella estaba corriendo y choco con el Don (ya tenia toda una coartada para la historia). Que le agradece por el gesto pero que no se preocupe, y que no queria ser maleducada pero estaba muy apurada, por lo que le devolvio la taza semi vacia con el cappuccino que quedó despues del derrame y entre ésta y sus manos habia un cinco mil guaranies, que el morocho bonachon sí percato al toque ya que manejaba sencillo todo el dia. Luego ella se dio la vuelta y se fue. Entre pasos agitados y apurados.
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